Fonoescena 8: La Escuela de Brighton

04 May Fonoescena 8: La Escuela de Brighton

 

Si hay algún movimiento olvidado e ignorado en el nacimiento del cine, este es, sin duda, la conocida como Escuela de Brighton, que surgió en Gran Bretaña al tiempo que los Lumière en Francia y que proporcionó un arrollador inicio al cine británico, una industria que, sin embargo, se apagará bruscamente con la Primera Guerra Mundial y ya no volverá a levantar cabeza hasta la llegada del sonoro.
El nacimiento del cine británico se produce, pues, en Brighton, una playa de moda con un clima relativamente benigno que se encuentra en el sur de Inglaterra, a unos 100 kilómetros de Londres. Allí se daban cita numerosos fotógrafos atraídos por las posibilidades de trabajo que ofrecía la presencia de turistas de clase alta. Con la aparición del cinematógrafo, estos profesionales construyeron sus propios equipos y comenzaron a rodar películas, pasando a la historia, de la mano del historiador francés Georges Sadoul como la Escuela de Brighton.

Sus grandes aportaciones fueron:
– La variedad de planos que utilizaron, pues además del habitual plano general frontal, utilizaron planos medios, primeros planos y grandes primeros planos.
– La descomposición de la acción en escenas sucesivas, en lugar de resolverla en el formato teatral de un único plano general frontal.
– La introducción de la ficción en un momento muy temprano de la historia del cine, antes del apoteosis de Georges Méliès en «Voyage dans la lune».

Sus principales nombres son:
George Albert Smith: Descubre, en paralelo con Méliès, la técnica de la sobreimpresión y realiza una serie de cortos poblados de espectros y fantasmas. Es el primero en utilizar el primer plano, aunque no lo hace por razones dramáticas, sino por la necesidad de ampliar objetos muy pequeños que pasarían desapercibidos, como sucede en «La lupa de la abuela» (1900). En «The kiss in the tunnel» (1899) manipula el tiempo, algo que el cine todavía tardará años en «descubrir».

James Williamson: En 1897 filma una regata, mostrando en planos alternos, las barcas y los espectadores, y cerrando con la llegada a la meta. Está anticipando el montaje e incluso hay un plano en movimiento de los espectadores tomado desde una barca (los Lumière también realizaron «travellings» desde vehículos en movimiento como un tren o un tranvía). Es el autor de la audaz «A big swallow» (1901), en la que un caballero molesto porque un fotógrafo le está retratando avanza hacia la cámara con la boca abierta, hasta que ocupa todo el plano, y luego se aleja masticando como si se los hubiera comido.

Desconocida e ignorada, la escuela de Brighton se aleja de los fundamentos teatrales del otro gran descubridor, Georges Méliès, con la movilidad del punto de vista de la cámara y un esbozo del montaje, preludio del nacimiento del lenguaje cinematográfico que, finalmente, llegará a manos de Griffith.
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