Un final de trilogía: La caída del imperio americano

14 Abr Un final de trilogía: La caída del imperio americano

 

En diciembre de 1986 se estrenaba en España Le déclin de l’empire américain / El declive del imperio americano, una película canadiense —versión francófona— realizada por Denys Arcand, un cineasta que ya contaba con bastante experiencia en el audiovisual, tanto en su apartado cinematográfico como en el televisivo —la industria canadiense siempre ha sido muy puntera en el apartado destinado a la televisión—, pero que para nosotros era un completo desconocido. La película se estrenó en la ciudad de Valencia en versión original subtitulada en las recién inauguradas salas Albatros, obteniendo una excelente acogida de público y contribuyendo decisivamente a la consolidación comercial del cine en versión original… aunque en la actualidad, más de treinta años después, continúa siendo una opción bastante minoritaria.


La película plantea una anécdota muy sencilla y escasamente original, la reunión, con motivo de una comida, de un grupo de profesores y profesoras de historia de la Universidad canadiense, y se vale de esta situación para reflexionar sobre el estado moral de una generación que alimentó sentimientos izquierdistas en los sesenta y que ahora es prisionera de sus contradicciones, deseos y frustraciones sexuales, a través de diversas escenas colectivas, tanto de los sexos por separado (ellos preparando la comida y ellas en el gimnasio) como juntos.


No recuerdo si en el momento de su estreno se contaba con el dato de que la película constituía la primera entrega de una proyectada trilogía —desconozco incluso si su responsable albergaba entonces tales planes—, pero el caso es que muchos años más tarde nos llegó la segunda, Les invasions barbares / Las invasiones bárbaras (2003), con una anécdota argumental de similares mimbres: un hombre, en estado terminal a causa de una enfermedad, recibe la visita de su hijo que llega acompañado de muchos de sus antiguos amigos y camaradas. Aunque no la recuerdo muy bien, he consultado la crítica que firmé para la Cartelera Turia y he comprobado que su trastienda es muy similar a la anterior, un manual de decepciones, traiciones y deseos no consumados que se revelan particularmente dolorosos anta la proximidad de la muerte.


Y ahora, también muchos años más tarde, nos llega el cierre de esa trilogía, su tercera y última entrega, La chute de l’empire américain / La caída del imperio americano, en esta ocasión desmarcándose de sus dos precedentes en lo que respecta a argumento, con mucha más profusión de sucesos y escenarios, y mirada de género (cinematográfico), pues toma elementos de muchos de ellos en especial del thriller. La trastienda también es diferente ya que de la melancolía asociada al interior de los personajes —por más que actuaran como caja de resonancia de una moralidad colectiva— pasamos a una despiadada reflexión sobre la (tremenda) desigualdad sobre la que se sustenta el orden mundial, incluso ése que llamamos democrático. Sueldos de los ejecutivos que multiplican por cientos los que cobran algunos de sus trabajadores, personas sin techo que viven en la calle y se alimentan en comedores solidarios, dinero negro que fluye a través de paraísos fiscales…


De todo eso trata la película, con una tropa de perdedores del sistema (aunque algunos como la prostituta de lujo anden forrados) que se encuentran accidentalmente con el (millonario) botín de un atraco y logran disfrutarlo utilizando las mismas armas que sostienen el entramado financiero mundial. Se le pueden reprochar, o al menos plantear dudas razonables, algunos personajes, la mencionada chica de alterne para los poderosos y su redención, y algunos recursos, la detención final del abogado especializado en mover el dinero, pero en conjunto nos encontramos ante una gran película que nos proporciona una radiografía del estado financiero del mundo democrático que, si la contemplamos con ojo clínico, sólo podremos concluir que se trata de una democracia en estado terminal.

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