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09 Jun Get out

 

El formato elegido para su debut como realizador de Jordan Peele, un actor de clave cómica con amplia experiencia en la pequeña pantalla, es el del thriller de terror, un género de probada conexión con el gran público que la película consigue manejar con bastante habilidad y con el suficiente rigor narrativo, a pesar de las derivaciones fantásticas que toma la historia en su última parte. Hasta aquí quedaría como un correcto film de género que apuesta por inquietar al espectador antes que por derramar su adrenalina con facilones golpes de efecto. Que no es poco.

POST 065.2
Pero la película es algo más y queremos creer que ese plus es, precisamente, el que le ha abierto las puertas de la taquilla en los USA y también el que le ha otorgado ese sorprendente primer puesto que cosechó en las nuestras durante el fin de semana del estreno. Me estoy refiriendo a las intencionadas lecturas que esconde acerca del hecho ser negro en una sociedad blanca como la norteamericana que, al menos nominalmente, hace mucho tiempo que ha dejado de ser racista.

POST 065.3
Con un punto de partida idéntico al planteado por el clásico de Stanley Kramer, “Adivina quién viene a cenar esta noche”, un joven de raza negra acude a visitar a sus futuros suegros de raza blanca sin que éstos conozca su identidad racial, y sin necesidad de recurrir a estridencias y recursos manidos, la película va creando una inteligente sensación de desasosiego, de acoso incluso, derivada del hecho de ser el protagonista un negro en una sociedad de blancos. Pequeños gestos cotidianos que pueden ser leídos de muchas maneras pero que, en su reiteración e insistencia, acaban encontrando un desolador denominador común en el racismo interior.

POST 065.4
Incluso cuando la película toma su último giro y las convenciones del género se imponen sobre otras lecturas, se consigue mantener ese inquietante aliento acerca de la nunca resuelta cuestión racial gracias al manejo de los personajes que acosan al protagonista —gran trabajo de los actores incluido, por supuesto—, su novia que ha sufrido una perturbadora transformación y los dos criados de raza negra que tienen sus cerebros colonizados por personas de raza blanca. Género, intención y un suave toque de humor gamberro, que subyace durante todo el relato, ingredientes de ese buen cine que no sólo sabe llegar al público sino que también hace pensar un poco.

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