Joaquín Oristrell: palabra a palabra

15 Jul Joaquín Oristrell: palabra a palabra

 

A principios del año 2004, todavía con la sociedad española sumergida —ya a punto de ahogarse— en la euforia de la burbuja inmobiliaria, en vísperas de unas elecciones generales y con una amplia movilización popular en contra de la participación en la guerra de Irak decidida por el entonces presidente Aznar, la profesión del cine español bajó a la calle y realizó Hay motivo, un modélico documental integrado por 32 cortometrajes, a cargo de otros tantos cineastas, que ilustra como pocos ese concepto de cine al servicio de la sociedad que tantas veces hemos leído en textos y ensayos de diverso pelaje.

El primero de estos cortometrajes, Libre, está interpretado por Candela Peña y Secun de la Rosa. Cuatro minutos de diálogo entre la conductora de un taxi y su pasajero que no sólo resultan ejemplares como radiografía de un momento social sino  que constituyen toda una lección de cómo crear unos personajes y una relación con la única herramienta de los diálogos. Dice el tópico, y así se hacen eco los manuales de la profesión, que una imagen vale más que mil palabras pero yo siempre he sospechado que un buen diálogo también vale más que mil imágenes.

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Idéntica maestría a la hora de escribir diálogos hace gala la excelente Hablar (2015), uno de esos trabajos de máximo riesgo que muy pocos se atreven a emprender. Una película que está contada en un solo plano —exterior (casi toda), un limitado espacio del madrileño barrio de Lavapiés, noche (toda)— y con diversos personajes que, con sus palabras, se van dotando de identidad y dibujando el entorno en el que viven y actúan. La esencia misma de los diálogos en la ficción —o en la vida—, tal como medita la pareja de actores que interpretan Petra Martínez y Juan Margallo en la estupenda escena que cierra el film.

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El responsable de ambas joyas, como guionista y como realizador, es el cineasta al que este año concedemos el Premio Turia por toda su trayectoria, Joaquín Oristrell, guionista desde siempre y a partir de 1996 también realizador, aunque en todo momento trabajando sobre textos propios.

Su amplia carrera como guionista se desarrolla tanto en el cine como en la televisión, un binomio imprescindible para cualquiera que pretenda vivir de la escritura audiovisual, pues solo la pequeña pantalla asegura esa continuidad laboral que reclama cualquier profesión. Su participación en series y telefilms nos deja, pues, una larga lista de trabajos, unos de ámbito estatal y otros para la TV3, que incluyen espacios tan populares como Cuéntame cómo pasó, entre los primeros, y Majoria absoluta entre los segundos.

Igual de larga y fructífera es su trayectoria como guionista para la pantalla grande, generalmente asociada al género de la comedia y con la gran comedia norteamericana como modelo preferente, aunque su primer trabajo acreditado, y desconocido por el que suscribe, fuera un producto del terror nacional firmado por Paul Naschy, Operación Mantis: El exterminio del macho (1985), y uno de sus títulos más reconocidos, Entre las piernas (Manuel Gómez Pereira, 1999), que además está basado en una novela propia, sea un thriller de alto voltaje erótico.

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Pero la comedia será, finalmente, el territorio más frecuente de sus historias y, en muchas ocasiones, recurriendo a la clásica guerra de sexos como motor primario del relato. Una lista de títulos más o menos conseguidos pero todos de una indiscutible solvencia profesional y con unos textos que tocan con eficacia todas las teclas del guión, personajes, diálogos, situaciones y recursos: Lo más natural (Josefina Molina, 1991), Salsa rosa (Manuel Gómez Pereira, 1992), ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (Manuel Gómez Pereira, 1993), Todos los hombres sois iguales (Manuel Gómez Pereira, 1994), Alegre ma non troppo (Fernando Colomo, 1994) y, especialmente, Boca a boca (Manuel Gómez Pereira, 1995), una de las cumbres de este apartado de nuestra comedia, todo un modelo de construcción en lo que a sucesión de equívocos y juegos de apariencia se refiere. Joaquín Oristrell es, pues, uno de los guionistas de fondo de nuestro cine y siempre tendrá un lugar asegurado en cualquier selección de escritores del audiovisual, por corta que sea.

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Pero no contento con eso nuestro hombre decide, en 1997, salir del cuarto trasero los guionistas y pasar a la dirección con ¿De qué se ríen las mujeres?, una comedia que sigue fielmente la línea de los trabajos citados anteriormente —en el guión intervienen Manuel Gómez Pereira y sus habituales colaboradores Yolanda García Serrano y Juan Luis Iborra—, tanto que nuestro crítico del momento señalaba su “identidad” con otro título de la factoría con el que llegaría a coincidir en cartel, El amor perjudica seriamente la salud (1996), con el mismo equipo de guionistas pero con Gómez Pereira de director.

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Sin embargo, esta suerte de continuidad artesanal en el modelo de comedia que tantas satisfacciones le había producido en su etapa de guionista, no constituye la seña de identidad más destacable de su filmografía como realizador, ya que, a pesar de incluir más de un trabajo en esta dirección, como Va a ser que nadie es perfecto (2006) o Dieta mediterránea (2009), entre los ocho largometrajes que, hasta el momento, componen su filmografía para la pantalla grande se incluyen algunos títulos, como Novios (1999) y Sin vergüenza (2001), que contemplan el género desde una mirada bastante más amarga y compleja; otros que se sitúan dentro de un cine directamente militante  —un concepto prácticamente borrado de la faz de la industria en nuestro tiempo—, como el citado episodio de Hay motivo y Los abajo firmantes (2003), una producción casi de guerrilla con el teatro enfrentado al poder político en los años de la guerra de Irak; y finalmente un par de películas bastante singulares, Inconscientes (2004), una comedia de intriga ambientada en una Barcelona de principios de siglo pasado a la que acaban de llegar las revolucionarias teorías psiquiátricas de Sigmund Freud, y especialmente la mencionada Hablar (2015), su último trabajo por el momento, una gran película que nos anticipa que lo mejor todavía está por llegar.

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