The assassin

22 Dic The assassin

Hou Hsiao Hsien es un veterano realizador chino cuya familia se instaló en Taiwan cuando apenas tenía un año de edad. Un cineasta de culto, habitual en festivales (el film que nos ocupa, Nie yin niang en el original, se presentó en Cannes y obtuvo el premio a la mejor dirección) y con un buen número de incondicionales (también de detractores), cuya filmografía, unos veinte títulos, resulta relativamente bien conocida entre nosotros, con films como El maestro de marionetas o El vuelo del globo rojo, y nos muestra, entre otras valoraciones, un autor más proclive a la contemplación que a la acción.

Vamos, el último cineasta que uno hubiera esperado para un género como el cine chino de artes marciales, y lo cierto es que este escepticismo inicial no queda desairado con la visión del film. Nada que ver con otros ejemplos del género, ni siquiera si también llevan la firma de un realizador de prestigio, como Zhang Yimou, pues los combates, su seña de identidad más notoria, están reducidos al mínimo y narrados con cierto afán realista, respetando, al menos, las leyes de la gravedad, como afirmaba el cineasta en una entrevista. La película concede (bastante) más importancia a sus componentes íntimos que a su dimensión épica, situando su punto de mira primordial en una reflexión en clave poética acerca de la contradicción entre el deber público y el deber moral.

Un dilema que, todo hay que decirlo, no se plantea con demasiada complejidad y que, en ocasiones, parece ceder protagonismo a una historia de amor oculta entre los dos primos convertidos en verdugo y víctima designada. Esta relativa falta de dirección en la mirada constituye, junto a la dificultad de seguir algunos lances del argumento y la simpleza o desinterés (no sabría decidirme por uno de estos calificativos, aunque quizás el primero sea consecuencia del segundo) mostrada a la hora de contemplar los componentes sociales y políticos de la China del siglo IX, uno de los puntos más débiles de un film que, no obstante, encuentra finalmente el equilibrio en una exquisita puesta en escena y en esa aludida y estimable contención a la hora de recrear las hazañas marciales de estos súper héroes chinos de tiempos remotos.