25 Ene El joven Karl Marx
Los biopics, ese género cinematográfico que se ocupa de la vida de los grandes hombres de la historia, ya sean políticos, científicos, escritores o cualquier otra profesión de cierta solera, siempre ha sido territorio abonado para obras mediocres. Muy mediocres, en ocasiones. Como en todo hay excepciones, pero en este caso son pocas, tal es la presión que ejerce este auténtico agujero negro de la ficción.
Como excepción fundamental está la película de Francesco Rosi «Salvatore Giuliano», en la que el célebre bandido siciliano sólo aparece en las primeras escenas, muerto y boca abajo, de modo que ni siquiera podemos verle con precisión. Lo importante no es el hombre sino su circunstancia y a ello se aplica a fondo el desaparecido maestro italiano.
No pedimos tanta desnudez a los biopics que van llegando a nuestras pantallas pero sí nos gustaría encontrar un poco más de honestidad al contemplar al personaje en cuestión, alejándose de las facilonas componendas sicológicas —inventadas para la ocasión, sin ningún rubor, por los guionistas en cuestión—, aunque sólo sea parcialmente, y apostando por el encaje del personaje en la historia de la humanidad, que siempre termina siendo lo más interesante.
La película que ahora se acaba de estrenar, «El joven Karl Marx», realizada por el haitiano Raoul Peck, un interesante cineasta vinculado al documental, ofrece un ajustado equilibrio entre estos dos ámbitos del personaje —o de los personajes ya que, en realidad, el film trata de los jóvenes Marx y Engels—, el individual y el colectivo. El primero de ellos está resuelto con sencillez y sin utilizarlo como coartada para la proyección pública del personaje.
En el segundo es, en cambio, donde la película alcanza su mayor interés, pues consigue describir muy bien los tiempos morales, intelectuales y sociales de la Europa de la revolución industrial y el nacimiento del proletariado. Todo un hervidero de ideales de justicia y fraternidad —estupendo el personaje de Proudhon que interpreta Olivier Gourmet— al que, sin embargo, le falta el fundamento científico, las costuras ideológicas y de clase que le terminará proporcionando el Manifiesto Comunista redactado por Marx y Engels, un texto para la historia que funciona como eficaz clímax de un atractivo film que está realizado con humildad, sinceridad y complejidad.
No hay comentarios