Aficionados del Valencia C.F. bajo la carpa de Mestalla: perplejos.

11 Feb Aficionados del Valencia C.F. bajo la carpa de Mestalla: perplejos.

 

Sirva la cita en el encabezado a la película de Alexander Kluge, «Artistas bajo la carpa del circo: perplejos», como ilustración del estado de ánimo de un cinéfilo enganchado al Valencia CF, en ambos casos unas pasiones de la misma intensidad. Y valga también esta perplejidad como justificación del pobre redactado de estas notas dispersas acerca del estado de las cosas, vuelve la pulsión cinéfila, en el equipo de nuestra vida.

Nota 1. Visto lo visto va a resultar que el denostado Nuno tenía razón cuando dejaba en la grada a Rodrigo de Paul y a Negredo. Al primero lo han cedido en el mercado de invierno y el segundo, a pesar de su clase y voluntad, parece ser una causa perdida para el área.

Nota 2. Me quedé un poco mosca con la noticia de que el nuevo entrenador del Valencia era Gary Neville, por lo de la falta de experiencia y el escaso conocimiento de la Liga española. Me hubiera gustado que llegara uno de los “resabiados” de nuestra competición, como los que han sonado estos días, Caparrós o Juande Ramos, pero igual sonaba la flauta. Pues no ha sonado y veo difícil que suene, así que negro panorama vaticino y ojalá me equivoque y me tenga que tragar estas palabras. Con mucho gusto me las tragaría en mayúscula y negrita, pero la verdad es que veo a Voro en el horizonte, sacando de nuevo las castañas del fuego.

Nota 3. Echar ahora las culpas al proceso de venta, a Salvo, a Peter Lim, a los santos patronos o a la Generalitat, carece de sentido. Hay que ser muy ignorante o tener mala fe, para no recordar que el Valencia estaba al borde del desastre, con un déficit insostenible, una continua sangría de jugadores y en caída libre en lo que a clasificación se refiere.

Nota 4. Un poco más extraño resulta, con la perspectiva del tiempo, el empecinamiento de la grada en contra de Unai Emery, el entrenador que nos proporcionó tres terceros puestos en la liga, un objetivo que entonces se llegó incluso a desdeñar y que hoy resulta inalcanzable. Y es que la afición del Valencia siempre ha tenido cierta pulsión suicida.

Nota 5. No se acaba de comprender que el mismo equipo que el año pasado alcanzó plaza Champions (con la muy sensible baja de Otamendi), este año ande al borde del descenso. Aunque las incorporaciones no sumen lo que se esperaba de ellas, al fin y al cabo siguen estando (casi) todos los del año pasado.

Nota 6. Teorizar acerca de si el actual propietario quiere el club para especular con jugadores jóvenes a los que revalorizar, o si lo tiene como un juguete de millonario, es un ejercicio bastante estéril. En una supuesta historia de ficción son plausibles ambos personajes y también unos cuantos más. En cualquier caso, el futuro del Valencia pasa por su gestión. Ahora bien, esa gestión debe estar arropada por profesionales y no por amigos o advenedizos que no se juegan su futuro en el asunto. Y aquí creo que nuestro hombre ha patinado un poco, cosa rara en un empresario de éxito como él, pero la política de fichajes ha resultado fallida en ambas direcciones: como inversión especulativa, porque los jóvenes fichajes han resultado caros y encima no parecen tener la proyección deseada; y como juguete, porque de momento esos fichajes no dan muchas prestaciones. Los fichajes los debe decidir en última instancia el propietario, pero debidamente asesorado por un profesional que tenga que cumplir con los objetivos de su puesto de trabajo. Parece que con García Pitarch se solventa este problema, ya asumió esa función en el club hace unos años, aunque no recuerdo si con unos resultados buenos o menos buenos, pero mejor no lo compruebo y simplemente confío en él.

Nota 7. Lo cierto es que las jóvenes incorporaciones, Danilo, Bakkali y Santi Mina, apuntan cosas pero también dejan muchas dudas y los grandes talentos no acostumbran a andar con tantas sombras en sus primeros tiempos, así que… Claro que hay «talentos» que pueden ser aprovechados dentro de un determinado esquema de juego marcado por un entrenador con personalidad (como Rainieri) y desaprovechados en otro sistema, tanto que, a veces, pueden convertirse en inservibles para el equipo. Y lo digo pensando en el Piojo López y el actual Bakkali… claro que para eso hay que jugar de otra manera, un poco más fea y un poco más canchera.

Nota 8. Y el sábado una final con el Espanyol, no por la Liga, ni por la Champions, ni por la Europa League, sino por evitar las zonas de descenso… vaya añito que llevamos.

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