11 May Incitement: El asesinato de Isaac Rabin
A través de uno de los canales de la plataforma Movistar —desconozco si también está disponible en otras— he podido ver una reciente producción israelí titulada «Incitement» (2019), que reconstruye el asesinato del primer ministro de Israel, Isaac Rabin, el 4 de noviembre de 1995 en una plaza de Tel Aviv a la salida de un mitin electoral. Se trata del segundo largometraje de ficción del cineasta israelí Yaron Zilberman, del que ya conocía un estimable producto muy alejado de los ambientes e intenciones de este: «El último concierto» (2012), con un chelista que comunica a sus compañeros de cuarteto que debe abandonar la formación pues padece un principio de Parkinson.
La película, que obtuvo diversas nominaciones y premios de la Israeli Film Academy (el equivalente a nuestros Goyas), se presentó en el Festival de Toronto en una accidentada proyección que se suspendió a los cinco minutos de iniciarse, al detectarse un equipaje sospechoso que luego resultó ser falso. Reconstruye este magnicidio, que arruinó por completo las conversaciones de paz de Oslo entre israelíes y palestinos —que tampoco está claro que hubieran llegado a buen puerto—, desde el punto de vista del asesino, un joven estudiante de leyes y convencido ultraortodoxo, pero prestando mucha más atención al componente social que a los componentes individuales del personaje, hasta tal punto que los propios sucesos personales sirven más como caja de resonancia de una sociedad que como motivaciones sicológicas.
Sin llegar al rigor y la depuración de Francesco Rosi en «Salvatore Giuliano» (1962), en la que el protagonista solo aparecía muerto en la primera escena, Zilberman traza la dimensión social de este crimen, dejando constancia de la profunda brecha entre las sociedades laica y religiosa del estado de Israel y efectuando una precisa disección del clima de odio contra los palestinos y contra cualquier concesión que conduzca a un procesos de paz, que convierte en irrelevante la identidad del que finalmente apriete el gatillo. El crimen ha sido cometido por toda una comunidad y alentado por sus rabinos y sus delirantes interpretaciones de las figuras del perseguidor y el informante en la Torá. Buen cine con un trabajado ensamblaje de imágenes documentales con la ficción.
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