08 Feb Álvaro Carrey, pintar y escribir en L’Eliana
Conocí a Álvaro hace unos años en un taller de escritura que compartimos y desde entonces mantenemos una buena amistad que se ve reforzada por nuestra participación en diversas actividades culturales de nuestro pueblo, L’Eliana. El 13 de febrero inaugura una exposición de pintura en el Centro Sociocultural y me ha pedido que le acompañe, todo un orgullo hacerlo, pero antes hemos hablado un rato acerca de esa pasión por la creación que tanto nos une.
Tu vida profesional ha estado dentro del sector financiero, sin embargo yo te he conocido escribiendo y pintando. ¿Desde cuándo lo haces?
Es cierto que me lo he tomado más en serio desde hace casi cinco años, cuando me jubilé, pero siempre he sentido un gusanillo en mi interior que me acercaba a estos mundos, más acentuado en lo referente a la pintura pues desde muy joven me ha gustado mucho el dibujo.
¿Has tenido alguna formación al respecto?
De adolescente me matriculé en la Escuela de Artesanos para hacer dibujo del natural con carboncillo. Aún guardo algunos de ellos. Debía tener buenas maneras porque el profesor quería darme una beca para que me matriculara en Bellas Artes, pero la inexperiencia por la edad y mis ganas de pasármelo bien, hizo que desistiera, a pesar de ser una de mis dos carreras frustradas, la otra ha sido Medicina. Como ves, nada parecido a mis estudios ni al mundo financiero.
Es cierto que me lo he tomado más en serio desde hace casi cinco años, cuando me jubilé, pero siempre he sentido un gusanillo en mi interior que me acercaba a estos mundos, más acentuado en lo referente a la pintura pues desde muy joven me ha gustado mucho el dibujo.
¿Has tenido alguna formación al respecto?
De adolescente me matriculé en la Escuela de Artesanos para hacer dibujo del natural con carboncillo. Aún guardo algunos de ellos. Debía tener buenas maneras porque el profesor quería darme una beca para que me matriculara en Bellas Artes, pero la inexperiencia por la edad y mis ganas de pasármelo bien, hizo que desistiera, a pesar de ser una de mis dos carreras frustradas, la otra ha sido Medicina. Como ves, nada parecido a mis estudios ni al mundo financiero.
Ese universo financiero que ha constituido tu vida laboral parece muy alejado de cualquier inquietud cultural. ¿Han sido para ti dos mundos completamente separados?
Independientemente de los resultados, siempre he intentado rendir al máximo en lo que estaba haciendo en cada momento y a ese mundo financiero al que aludes le he dedicado cuarenta y ocho años de mi vida, de los cuales los últimos treinta y dos han sido en diferentes puestos directivos de responsabilidad a jornada completa en una entidad valenciana, lo que me dejaba poco tiempo para otros menesteres.
¿Quieres decir que dejaste por completo la pintura y la escritura?
No del todo, en casa he seguido haciendo algunos dibujos y pinturas de técnicas diferentes, plumilla, carboncillo, pastel, etc., con lo que satisfacía mis anhelos. Y respecto a la escritura, en mi Falla de muchos años me pidieron hacer algún artículo para el Llibret y, dado que les gustaba mi estilo, algo desenfadado, fui incrementando los escritos hasta hacer una gran parte del mismo. De ahí surgió la idea de hacer algo más en serio y también por la insistencia de un compañero y amigo escritor que me animaba a que empezara a escribir.
Escribes, has publicado algunas novelas; y pintas, vas a hacer una exposición ahora… ¿Qué significa para ti cada una de estas actividades?
A raíz de lo comentado me decidí a empezar una novela sobre un guion que tenía guardado en un cajón. Me costó, pues, como decía, no tenía tiempo y solo dedicaba algún fin de semana. «El viaje de Violeto. Lances, amoríos y… otros líos» fue una novela a la que tengo mucho cariño por ser la primera y refleja en su forma y léxico algo de mi forma de ser, desenfadado y con dosis de humor. Mis amigos me decían que al leerla parecía que me estaban escuchando. La segunda, mejor formada y más seria, «Las dos caras de la Justicia», la presenté hace unos tres o cuatro años como tú ya sabes.
Nos conocimos en el taller de escritura y entonces ya estabas jubilado.
Me apunté a tu taller de escritura creativa y a otro de pintura para perfeccionar la técnica en ambas. Descubrí un mundo nuevo, me entusiasmó y me entregué con tesón a ambas actividades. Disfruto con ambas, aunque últimamente he aparcado un poco la escritura para centrarme en la preparación de la exposición de pintura que me hace mucha ilusión.
¿Eres una persona distinta cuando escribes y cuando pintas?
Son sensaciones distintas, cuando escribo me encierro en el despacho, pongo algo de música de fondo, según la hora alguna bebida y con la compañía de mis perros. Me pongo a pensar y espero que lleguen las ideas. Con la pintura, me bajo al garaje y me faltan horas. Pepa, mi mujer, me llama para saber donde estoy y si voy a subir a comer o paso de la comida. Todo ello, sin olvidar que, tanto en lo referente a la escritura, como a la pintura, soy un aficionado con ganas de aprender y mucha humildad.
En tu actividad dentro de la pintura muchas veces versionas cuadros de otros autores. ¿Qué pretendes cuando haces una versión personal de un cuadro más o menos conocido?
Pienso que es algo parecido a cuando aprendes a escribir de pequeño, te dan unas guías que vas repasando por encima al principio, para ir poco a poco fijando tu propia caligrafía. En mis cuadros comencé a ir copiando de láminas distintas en las que cada una me pudiera aportar algo distinto de la anterior. Conforme voy progresando me gusta ir poniendo mi sello personal y así en cada obra procuro cambiar algo. Ahora simplemente cojo ideas y voy plasmando en el lienzo aquello que tengo en mente.
Seguro que muchas ideas te llegan a través del Taller de Historia de Arte que compartimos.
Por supuesto. En ese taller he ido conociendo a los grandes de la pintura, su estilo, su evolución y juego a versionar, como dices, algún cuadro famoso y les cambio las caras o los personajes, así de paso que les hago un homenaje a los maestros, implemento mi visión particular de la pintura y me divierto.
¿Trabajas con modelos naturales o has pintado cuadros que solo existen en tu imaginación?
Como te he dicho, en principio me baso en ideas que saco de internet o copias de cuadros que me gustan. Hago mis bocetos de lo que quiero plasmar y a partir de ahí voy poco a poco dándole forma, por lo que muchas veces cojo un objeto o me ayudo de mi mujer a la que le digo que ponga la mano de una u otra pose, etc. y así voy pintando del natural. No obstante, siendo crítico conmigo mismo, me falta todavía dar el salto definitivo para olvidarme de copiar y centrarme solo en originales. De todas formas, estoy abierto a pintar a modelos del natural, si conoces a alguien me las mandas… o me los mandas, para que nadie se enfade.
¿De qué te sientes más cerca de una pintura realista o de la abstracción?
Si fijamos una delgada línea entre ambos tipos de pintura, me decantaría hacia la abstracción gestual, mezcla de abstracción y expresionismo como Kirchner o Heckel, pero huyendo de la abstracción total. Es decir, arte contemporáneo pero que reconozcas lo que estás viendo. Me encuentro más identificado con el fauvismo de principios de 1900, por la utilización del color como Matisse, y el expresionismo más moderado, como el llamado modernismo de la Secession vienesa, más o menos de la misma época, con Klimt como mayor exponente. Con esto no quiero decir que reniegue totalmente del realismo, pero sería un realismo desde el punto de vista de lo que llamaron la Nueva Objetividad alemana, como Otto Disk que distorsiona la realidad. Todo ello con mi mayor respeto hacia estos grandes maestros y la distancia que nos separa.
¿Qué nos vamos a encontrar en la exposición que ahora inauguras en L’Eliana?
Le he puesto por título «Una colorida muestra pictórica», aunque soy consciente de que es un poco genérico. En la muestra presento algo más de sesenta obras diversas que pertenecen a diferentes géneros, tamaños, técnicas, etc., pero con un denominador común que es el color. Todas ellas presentan, en general, colores vivos adaptados lógicamente a las características de la obra. Los críticos puristas dirán, con razón, que a la exposición le falta un hilo conductor, que agrupe un mismo género, temática o autor. Pinto lo que me gusta, lo que quiere decir que, según el estado de ánimo, me inclino hacia un tema u otro. Eso sí, no hay ninguna obra que no sea de mi agrado, si pinto algo que no me gusta el resultado, la borro. No hay que olvidar que me considero un aprendiz como dije al principio. Ahora hay que esperar que le guste al público.
¿Qué vamos a tener en el futuro, al escritor o al pintor? ¿O a ambos? ¿Qué proyectos tienes?
Tengo un gran deseo de aprender. Tengo un defecto y es que me gustaría hacer muchas cosas y hacerlas ya, por lo que siempre estoy luchando contra el tiempo. Probablemente porque he empezado muy tarde a tomarme en serio estas actividades y quisiera tener ya una experiencia de quince o veinte años. Bueno, es lo que hay y voy a seguir aprendiendo e intentar hacer las cosas mejor cada día.
Referente a la escritura tengo algunas ideas que no tardaré en comenzar a darle forma, unos relatos, una novela que ya la tengo comenzada y alguna otra en mente. En cuanto a la pintura, voy a tomármelo con más calma, preparar la exposición me ha ocasionado un ritmo frenético. Quiero dedicar más tiempo a hacer cuadros inéditos, plasmar en el lienzo ideas que tengo pensadas, de algunas incluso tengo hechos bocetos. Como consecuencia, tener algo más de tiempo para disfrutar de la familia y del tiempo libre.
Fotos: Inma Fernández
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