Terra alta

11 Ene Terra alta

 

Dedico a la lectura menos tiempo del que debiera y me gustaría, por eso a la hora de decidir la siguiente lectura trato de no repetir con un autor, aunque haya salido muy satisfecho de la experiencia, y elegir otro que hasta el momento me resulte desconocido. Esta norma general tiene, como todas, sus excepciones con escritores por los que siento una especial debilidad. A la cabeza de todos ellos se encuentra Javier Cercas, un autor al que tuve la suerte de conocer personalmente cuando vino a mi pueblo dentro de las actividades culturales que programa, con gran acierto y empeño, mi compañero y amigo Luis Andrés.


Esa breve relación personal, que incluyó la presentación conjunta de la película de David Trueba «Soldados de Salamina», basada en la conocida novela del autor, me reforzó esa proximidad que me habían creado sus libros. Siempre me ha fascinado la dimensión que proporciona a sus obras con esa dualidad realidad ficción tan presente en su trabajo. En los talleres literarios que he llevado y que llevo en la actualidad, una de las primeras cosas que señalo a los compañeros es que van a entrar en el mundo de la ficción y allí rigen unas normas distintas de las que existen en la realidad. Como ejemplo me refiero, precisamente, a «Soldados de Salamina»: el hallazgo del soldado que perdonó la vida a Sánchez Mazas funciona en la realidad, porque sucedió y así se encarga de atestiguarlo el modelo de narración elegido por Cercas para contarlo; pero no hubiera funcionado en la ficción, dentro de otro modelo de narración, porque simplemente no nos lo hubiéramos creído, nos habría parecido una insoportable casualidad, algo que el escritor se habría sacado de la manga para salir del paso.


Tras joyas en este apartado como «Anatomía de un instante», libro de cabecera donde los haya para comprender muchas cosas de la Transición, «El impostor» o «El monarca de las sombras», ahora se acaba de publicar su último trabajo por el momento, «Terra Alta», con el que ha ganado el Premio Planeta, el más importante en cuanto dotación económica de los que se convocan en España. Voy a dejar al margen la fiabilidad del mencionado premio en lo que se refiere a competencia en igualdad de los manuscritos presentados, que no parece ser mucha (conozco, prácticamente de primera mano, un caso en el que es ninguna, pero desconozco el proceso en esta ocasión), porque lo importante es la novela y, en cualquier caso, Javier Cercas se merece, en mi opinión, ese premio y unos cuantos más.


Nos quedamos, pues, cara a cara con el texto, con esta historia policíaca situada en la Cataluña profunda en la que su autor deja de lado su habitual frontera entre la realidad y la ficción para entrar de lleno en la segunda. Aunque no puede evitar hacer un guiño a esa dualidad con el background —perdón por el término pero años de guionista dejan huella— del personaje protagonista, en el que lo asocia —lo identifica, en realidad— a un personaje real, el mosso d’esquadra que, en agosto de 2017, abatió a cuatro terroristas tras los atentados en Barcelona y Cambrils.


Una realidad que dentro del relato se convierte, directamente, en ficción y que prácticamente no tiene ninguna funcionalidad en aquella dirección, porque «Terra Alta» es un policial construido según las leyes profundas e intangibles de la mejor versión del género, con la correspondiente dosis de oscuridad en personajes, instituciones y ambientes; con sus giros y sorpresas; y con la decepción característica de ese noir que tanto amamos… en el que nadie es completamente inocente y en el que el descubrimiento de la verdad muchas veces trae aparejado mucho más dolor que satisfacción.
Una novela que se lee con interés, con avidez incluso, y que tiene todos los ingredientes que uno espera del género. Todos y en su mejor versión. Algo que solo puede garantizar un escritor con largo oficio como Javier Cercas.

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