Sidi, más allá de la leyenda

29 Ene Sidi, más allá de la leyenda

No había leído nada de Arturo Pérez Reverte, un escritor de amplia, popular y reconocida trayectoria. Algo habían influido en ello las descalificaciones que había escuchado de alguna fiable compañía literaria, pero la razón fundamental hay que buscarla en ese déficit de lectura al que me he referido en otras ocasiones. «Sidi» ha sido, pues, mi primer encuentro con el autor y he salido bastante satisfecho.


En primer lugar por una prosa deudora de la visualidad cinematográfica que comparto plenamente y que proporciona al texto un brío y un ritmo muy estimables. Y en segundo lugar, y especialmente, por la visión realista y desmitificadora que hace del personaje, el infanzón —un hidalgo con potestad y señorío limitados— Rodrigo Díaz de Vivar, el heroico Cid de nuestra infancia, inquebrantable azote de los musulmanes que ocupaban la península, que ahora revela su auténtico rostro lejos de las mentiras que nos contaron en las aulas del nacional catolicismo. Ni era Cid, era Sidi, señor entre los musulmanes, que fueron los que le adjudicaron este apodo; ni era ningún azote de musulmanes, pues muchas veces luchó a sus órdenes y a su lado contra otros musulmanes y otros cristianos.


Un auténtico relato de frontera, en un momento, el siglo XI, en el que las fronteras entre los diversos reinos y señoríos, fueran cristianos o musulmanes, eran muy permeables al pillaje y la destrucción, con unos comportamientos tan brutales como inevitables en ese ambiente. La novela relata algunos episodios de la vida del personaje a partir de su destierro de la corte del rey Alfonso VI de Castilla, todos ellos anteriores a la conquista de Valencia, y deja constancia de lo incierto de las relaciones entre las comunidades musulmana y cristiana asentadas en la península en aquella época, nunca con la religión como primera frontera sino como segunda y completamente subordinada a otros intereses territoriales y económicos.


Una reveladora novela, muy bien documentada y de lectura muy amena, que incluye algunos movimientos y mecanismos que recuerdan al film de Peckinpah «Mayor Dundee» —el conflicto originado por un soldado de su propia tropa y la noche de amor del protagonista—, tanto que apostaría parte del reino que nunca tuve a que el autor no solo conoce la película sino que la ha tenido muy en cuenta.

Tags:
No hay comentarios

Publica un comentario