Antonia Montaner: una escritora de L’Eliana.

26 Abr Antonia Montaner: una escritora de L’Eliana.

 

Conocí a Antonia Montaner cuando comencé a escribir para el audiovisual, en el 2005, al incorporarme al equipo de guionistas de “Negocis de familia”, una serie para Canal 9 en la que ella, que entonces ya llevaba un tiempo escribiendo para el medio, había participado en la elaboración de la biblia. Luego he coincidido con Antonia en muchas ocasiones, por lo profesional y también por vivir en el mismo pueblo, L’Eliana. Ya la acompañé en la presentación de una de sus obras literarias, “Blas y el misterio de la perra abandonada”. Ahora volveré a estar a su lado para presentar su última novela, “No te olvides de reír”, pero antes hemos hablado un poco de historias y de ficciones, un universo que ha ocupado, y todavía ocupa, una parte importante de nuestras vidas.
P.: En diversos momentos de tu vida, la escritura ha sido una profesión, generalmente en trabajos vinculados al audiovisual. ¿Qué diferencias has observado entre escribir profesionalmente y hacerlo por iniciativa propia?
R.: La libertad. Cuando he trabajado como guionista, normalmente ha sido para televisiones o productoras y los proyectos ya estaban desarrollados, así que tienes que trabajar con algo ya establecido, además suele ser un trabajo en equipo —incluso la propia escritura—, al que también hay que acoplarse. Los proyectos audiovisuales que he escrito y dirigido yo —cortos y documentales— sí que eran ideas y creaciones mías, pero el proceso es más largo, grabación, edición… y, al final, también es siempre un trabajo en equipo. Pero la novela es un trabajo de creación solitario, sólo depende de mí y hago lo que quiero con las historias, que es lo que siempre me ha fascinado de la escritura, me parece casi magia y disfruto con ese momento casi “divino”… por aquello de la creación… (risas)… de crear historias.


P.: Pero, ¿cómo comenzó todo? ¿De dónde sale la Antonia Montaner escritora?
R.: Es poco original, pero la vocación de escribir la arrastro desde niña. Primero fue la lectura, tuve la suerte de que en mi casa había muchos libros y siempre me recuerdo leyendo, y luego cambiando las historias que leía, y luego inventando mis propias historias. De joven, mis amigos leían algunos de mis relatos, mis hijos aguantaban mis propios cuentos, pero no tenía ninguna intención de publicarlos.
P.: ¿Y cuando aparece la escritora profesional?
R.: Cuando acabé la carrera trabajé como psicóloga de Recursos Humanos, y también empecé a dar clase en la Escuela de Turismo, de la asignatura Gestión de Personal. Allí conocí a unos compañeros que empezaban con una pequeña editorial y, después de conocer mi afición por la escritura, y leer algo de lo que había escrito, me contrataron. La editorial se llamaba FORPAX, y fue mi primer trabajo pagado. Estuve tres años con ellos, desarrollando los cuentos, poemas, canciones, libros de lecto-escritura…de su proyecto, que se llamaba Ninet.
P.: En ese momento que contactas profesionalmente con el universo de la escritura sigues siendo una autodidacta…
R.: Sí, cuando hice este primer trabajo era autodidacta. Pero, por aquel entonces, mis hijos ya habían crecido lo suficiente como para que pudiera rascar unas horitas al día para formarme en esto de la escritura. Hice varios cursos y finalmente acabé en la UIMP —luego FIA— con los Cursos y Masters de Escritura de Guion. Allí estuve cuatro años y fue cuando entré en la tele, Canal 9, por un cúmulo de casualidades. En aquel momento, 1996, no había ficción en la tele y parecía que querían reponerla, así que en teoría entré para eso, pero en los casi ocho años que estuve en la tele no arrancó la ficción. Por esas cosas del destino, sí que acabé colaborando en el proyecto que, finalmente, empezó de nuevo con la ficción. Creo que fue el 2005, y la serie fue “Negocis de familia”, de Rodolf Sirera. He tenido la suerte de que Rodolf Sirera —que fue profesor mío en los masters— contara conmigo en dos proyectos que ha desarrollado para nuestra televisión autonómica, el ya mencionado “Negocis de familia” y la serie “Parany” que, supongo, en breve emitirá Ápunt.
P.: Pero esa escritora profesional no consiguió “matar” a la otra…
R.: Qué va, además de trabajar de guionista, siempre he continuado escribiendo mis libros en casa, que siguen leyendo los amigos y la familia.


P.: Publicar una obra una vez escrita es una de las dificultades que encontramos los escritores. ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Te ha costado encontrar editorial? ¿Estás satisfecha de la distribución que han tenido tus obras?
R.: Pues una experiencia curiosa. El primero que edité fue “Blas y los misterios de la noche” y, aunque tuvo un arranque de película, el final también lo fue, pero de otro género.
P.: Ya me figuro los géneros…
R.: Me explico. Por aquel entonces yo colaboraba con la AU agenda, en la sección de libros —he estado con ellos desde el principio de la agenda, hasta este año que me he pedido la jubilación… los 60 también dan libertades—, el caso es que Blas, que había empezado como un relato para una revista que duró poco, lo convertí en cuento, que, tras la habitual lectura de los resignados amigos y sus buenas críticas, me decidí a moverlo. Y aproveché una entrevista que le hice a Rosa Serrano, por aquel entonces, era el 2010, directora de Tandem, para dejarle un manuscrito. Estaba escrito en castellano —Tandem publica en valenciano— y Rosa, muy amable, me mostró la cantidad de manuscritos que tenía pendiente de leer. Para mi sorpresa, un par de meses después, Rosa me llamó y me dijo: “Soc Rosa Serrano i anem a publicar el teu Blas”. Como dije antes, de película. Se firmó el contrato, se hizo la traducción… y llegó la crisis, y la cultura fue la que más lo notó, y Tandem tuvo que renunciar a nuevos proyectos, entre ellos, Blas.
P.: Todo esto me suena de algo…
R.: Peeero… mis amigos de la AU, viendo mi grrraan desconsuelo decidieron publicarla ellos, y hicieron unos libros preciosos, con el diseño de su director, Willie Kaminski, ilustraciones de Terelo, colaboradora también de la revista y Dani Matoses, de Impresum, imprimiéndola. Sigo sin tener palabras para agradecérselo. Pero la distribución fue más complicada, cosa de amigos, de conocidos… entonces, aún no estaban las redes sociales tan presentes, pero se vendió bien, aquí en la Comunidad, y en Andalucía y Madrid. Publiqué un segundo ejemplar, “Blas y el misterio de la perra abandonada”, y se distribuyó igual, es decir, mal, y siendo yo el principal motor, y yo esto de vender lo hago fatal. Tengo un tercer ejemplar en marcha, pero lo dejé. De vez en cuando me entra el bajón.


P.: Bueno, esto de la mala distribución es algo que nos pasa a todos. Crees que ya lo has conseguido cuando encuentras editor y chocas con una nueva muralla. Pero tú no te desanimas y vuelves con otro libro.
R.: “El viejo cuaderno” fue otra historia. Había estado más de un año escribiendo una serie sobre Jorge Juan, eran tres capítulos y tuve un tiempo previo de documentación. Lo que iba conociendo del personaje me fue dejando estupefacta, apenas sabía de él —algo que me avergonzó, un personaje de ese calibre, y de esta Comunidad, parece mentira que no se le conozca más— y acceder de pronto a tanta información me fascinó. Mientras iba escribiendo los capítulos para la productora, iba escribiendo mi propia historia, una novela de ficción, dentro de uno de los pasajes más sorprendentes de la vida de Jorge Juan. El año 2013 fue el III centenario de la muerte de Jorge Juan, lo vi por la prensa y envié el manuscrito, que había escrito varios años antes, a la Asamblea Amistosa Literaria de Novelda, que es una especie de academia de historiadores, marinos… encargados de mantener y dar a conocer el legado de Jorge Juan. Enseguida me llamaron, lo publicaron y son ellos los encargados de distribuirlo, fundamentalmente por institutos. Cabe la posibilidad de una nueva reedición en breve.


P.: Y, finalmente, el libro que ahora vas a presentar en L’Eliana.
R.: Así es, “No te olvides de reír”. Una amiga lo leyó, le gustó mucho y me puso en contacto con una editorial de Madrid, DECH, que también me llamaron enseguida. Todo ha sido muy rápido, muy agradable, pero la editorial es pequeña, distribuye sobre pedido a las librerías, vende también directamente desde la editorial y está en Amazon. No tiene mucha capacidad de edición ni distribución y, como tantas otras, lo mueven por las redes. Pero poco más.
P.: ¿Qué te hizo escribir esta historia?
R.: En realidad, empecé a escribir otro libro. Los escribí hará ocho o nueve años y la trama principal en aquel momento era la de Julia, la nieta. Era una historia al uso, lineal, de crisis personal de la protagonista, de denuncia sobre el tema de las fosas y de la corrupción en general, que en aquel momento era insoportable y todavía bastante oculta. Paralela a la trama principal, funcionaban los recuerdos de Adela, su abuela, que le servían para la elaboración de su guion y a su vez iba narrando su propia trama. El año pasado repasando las cosas que tengo escritas lo volví a leer y la trama de Julia, que fundamentalmente era de denuncia, ahora ya no tenía tanto interés, pero vi que la historia de la abuela sí que tenía interés y coherencia por ella misma, y que hablaba de temas de todos, de la vida misma, y, además, escrita en primera persona, sin diálogos, tenía, desde el punto de vista narrativo, más interés.
P.: La misma historia, pero otro libro…
R.: La trabajé un poco, dejé la trama de Julia que corriera tan sólo en los comentarios de la abuela, igual que las tramas del resto de los personajes y, a pesar de haberla dejado en un tercio de la anterior novela, tenía mucha más fuerza y sentido. A mí me gustaba mucho más que la original. Y cuando se la di a leer a una amiga para comprobar si mantenía una estructura, una coherencia… la respuesta fue que sí y que hacía tiempo que no le emocionaba tanto una novela. Y no tenía por qué decirlo, así que la creí, le hice caso y la mandé a la editorial. La gente que la ha leído me habla siempre de emociones, de reconocerse en el texto, y les gusta, y a mí me da mucha alegría y espero que siga gustando.


P.: ¿Qué se va a encontrar el lector en “No te olvides de reír”?
R.: Yo creo que, como te decía antes, emociones. La historia lleva su propia trama, que también tiene su interés, pero el envoltorio es lo que creo que llega a más gente, lo que la hace más de todos. El contexto, los detalles, las costumbres… son los de muchas personas, son los recuerdos que me han llegado de mi entorno, abuelas, madre, tías, cuñadas, también de mi padre hay recuerdos adaptados para la novela, pero estas historias de cómo se vivía, las contaban más las mujeres. Es como una pequeña historia del siglo XX, que empezó todavía alumbrándonos con gas y candelas, y acabó con Internet. Y estas historias, que antes perduraban y se transmitían, ahora se están perdiendo porque el mundo ha cambiado mucho y ya no interesan. Todo ese artificio que ofrece las nuevas tecnologías es muy atractivo y absorbente, pero también bastante falso, y estas historias de antes, más cercanas a la vida real, parecen no interesar a muchos jóvenes, que, a veces, me da la sensación de que se creen que el mundo empezó cuando llegaron ellos. Quizás sea una manera de contribuir a mantener la memoria histórica, que no tiene que ver sólo con la guerra civil, sino con ese pasado tan cercano, y a la vez lejano por lo distinto que fue. Y creo que también es bien recibido el optimismo que he intentado mantener a lo largo de la novela, el optimismo y la esperanza a pesar de la dureza de los hechos narrados, porque considero que es la mejor manera de afrontar las penalidades que inevitablemente trae la vida.
Pues después de lo que acabas de decir no nos queda otra opción que leer la novela. Nos vemos el viernes 3 de mayo, a las 19,30 horas, en la sala multiusos de la Escuela de Adultos de L’Eliana, con Antonia Montaner y su novela “No te olvides de reír”.

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