Vida de perros

08 Mar Vida de perros

 

Siempre me han gustado los animales y a lo largo de mi vida me he relacionado con varios perros, aunque, por un motivo u otro, nunca he completado un ciclo vital íntegro con ninguno de ellos. Algo que sí que va a suceder con mi actual compañera de cuatro patas, Zazie, ya que llegó a casa con poco más de un mes y acaba de cumplir los dieciocho años, una edad que, prácticamente, la convertiría en centenaria si fuera humana.

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Esa diferencia de ciclo vital —la equivalencia se sitúa en multiplicar por siete, algo menos en el caso de las razas pequeñas— nos permite contemplar algo que resulta imposible en el caso humano, el desarrollo completo de una vida, desde el nacimiento hasta la muerte por causas naturales de edad. Observar, pues, en un mismo ser vivo las diferentes etapas que recorre la vida: la inconsciencia de la infancia, el poderío de la juventud, la pausa de la madurez y el lento deterioro de la vejez.
Alguien me dirá, sin razón, que no es lo mismo un perro que una persona, y también habrá quien me dirá, esta vez con algo más de razón, que también hay otros animales con los que compartir ese ciclo vital completo. Puede, pero los perros permiten una proximidad, una complicidad, que otros no me ofrecen, e incluyo a los muy independientes gatos, aunque tengo amigos que, a buen seguro, me enmiendan la plana con vehemencia.

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En cualquier caso, mi experiencia ha sido con mi perrita Zazie, con la que he compartido una vida completa, la suya, y con la que he compartido recuerdos, los míos. Cuando mi chica, la humana, la trajo a casa, un poco a traición, y que, de tan pequeña que era, cabía en una bandolera. Cuando corría como una loca tras una pelota o una bola de ciprés que le había lanzado, una y otra vez, infatigable. Cuando estuvimos en la montaña y tuve que atarla en corto porque me dio la bola de que los pajarracos que nos sobrevolaban igual la confundían con un conejo. Cuando la tenía que coger en brazos para vadear pequeños torrentes, pues la veía rodando ladera abajo. Cuando los perros del vecindario hacían cola sonora a la puerta de casa atraídos por su celo. Cuando comenzó a perder el oído y la correa se convertía en imprescindible, pues no escuchaba nuestras indicaciones. Cuando las cataratas le arruinaron un ojo dejándolo inservible. Cuando esas mismas cataratas comenzaron a nublar el ojo que quedaba sano hasta que ya no fue capaz de bajar las escaleras y pasaba por encima de los alucinados gatos que estaban tumbados en la terraza. Cuando decidimos someterla a una penosa intervención para sustituir la lente dañada y resultó todo un fracaso, ya que se quedó completamente ciega.

POST 019.4
Tal como está ahora. Ciega y sorda. Viviendo en su propio e indescifrable limbo. Sin saber si realmente te reconoce cuando le tocas. Un ser en la frontera de la nada. En esa frontera a la que llegaremos todos. La frontera que ya traspasaron nuestros seres queridos. Mis abuelos, mis padres. Pero a ellos no les vi nacer, no les vi crecer, no pude asistir a su vida completa.
Una mirada sobre una vida completa que nos deja una ventana abierta para la reflexión sobre nuestra propia existencia, la humana, un poco más larga, pero no tan distinta como parece.

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2 Comments
  • Pili Soler.
    Publicado a las 11:17h, 10 marzo Responder

    Precioso Pedro, completamente de acuerdo contigo.Cuanto amor y cariño, nos dan sin pedir nada a cambio. Como me ha emocionado. Bsts. Pili.

  • espe
    Publicado a las 12:01h, 10 mayo Responder

    Pedro, leyendo por casulidad tu reflexión me he sentido identificada en las frases y sentimientos expresados por ti. Mi Hobbit, mi querido amigo y al que jamas olvidaré, era de raza «pequinés toy», Él tambien fue longevo (vivio diecisiete años) y tambien acusó todos los achaques que sufre tu perrita.. Tambien su vida transcurrió, entera, con nosotros, y a ti te lo puedo decir: era para todos los efectos un miembro más de mi familia. Cuando miro a tu Zazie veo a mi Hobitt, y te «envidio » por poder disfrutar aun de su cariño. Hobitt, hace tres años que murio pero hoy, aun siento su presencia detras de mi.

    Un abrazo, nos vemos pronto.
    Espe

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