Avignon, Uzés, Nîmes… en cuatro días (I).

31 May Avignon, Uzés, Nîmes… en cuatro días (I).

 

Una visita familiar —de ésas que debes y quieres hacer— nos ha permitido componer un bonito itinerario por tres ciudades de la Provence francesa. La primera fue Avignon, unas ocho horas de coche desde Valencia, un trayecto que el cuerpo —el mío— cada vez soporta con más dificultad pero que todavía sigue soportando, que es lo que importa.

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Avignon es —en su apartado turístico— una ciudad amurallada que nos recordó, por esta circunstancia, a la de Ávila —en la que estuvimos no hace mucho—, aunque es bastante más grande y nos pareció peor atendida. Lo más conveniente es alojarse en uno de los hoteles que se encuentran alrededor de la muralla, hay muchos, porque se puede aparcar con relativa facilidad y el casco viejo está cruzando la calle de circunvalación, aunque conviene afinar porque hay algunos con unas habitaciones y unos servicios tan mínimos que incomodan bastante el descanso después de horas de patear la ciudad.

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Apenas estuvimos dos medios días, el de llegada, que andábamos bastante cansados, y el siguiente que lo empleamos casi todo en el mencionado encuentro familiar en una localidad cercana, pero fueron suficientes para callejear y conocer la ciudad. Además del famoso festival de teatro, tres semanas en julio, Avignon posee dos grandes  reclamos para el turismo, el primero es le Palais des Papes, uno de los edificios góticos más grandes e importantes de Europa, absolutamente impresionante.

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El otro es el Pont de Avignon, o mejor dicho el medio puente de Avignon, algo menos incluso, un puente medieval sobre el Rhône que, a lo largo de la historia, ha sido parcialmente destruido por sucesivas crecidas del río, la última a mediados del XVII, que lo dejó en su estado actual.

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Y después a callejear, que es lo nuestro, con una curiosidad, las calles del centro aparecen doblemente rotuladas, en francés y en provenzal, una variedad del occitano que se habla, es un decir, en el sudeste de Francia y cuyas semejanzas con otras lenguas románicas, como las nuestras, pueden juzgar ustedes mismos con la «traducción» de la foto. Y finalmente, para cenar, buscamos uno de esos restaurantes populares y pegados al terreno que nos gustan a nosotros —no somos de cocina internacional ni de estrellas Michelin— y desde luego que acertamos, Le Vintage, en la rue Galante, en pleno centro de Avignon. Si ustedes son de los nuestros a la hora de buscar restaurante, ya saben.

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De camino a Nîmes hay dos paradas que yo casi que diría obligatorias, aunque nos desviemos mínimamente de nuestro trayecto. La primera es el Pont du Gard, un acueducto construido por los romanos en el siglo I, que llevaba el agua hasta la ciudad de Nîmes, que constituye todo un prodigio de la ingeniería y que se encuentra en muy buen estado. Se puede visitar tras pagar una entrada de 7’5 euros que, a pesar de no ser nada barata, creo que vale la pena.

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La segunda parada propuesta es Uzés, una pequeña localidad, de unos 10.000 habitantes, a 40 kilómetros de Avignon y 30 de Nîmes, de donde procede precisamente el agua que llegaba a Nîmes a través del Pont du Gard. En la actualidad es una ciudad muy bonita, con encantadoras callejuelas y una plaza porticada. Entre sus monumentos, fácilmente localizables ya que es pequeña, el Palacio Ducal, algunas referencias indican que fue el primer ducado de Francia, y la Catedral, con una singular torre circular.

(Continuará)

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Fotos: Inma Fernández

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